Cada vez que viajo, no importa cual sea mi destino, vuelvo con muchisimá más convicción de querer salir de Buenos Aires.
Hoy hablaba con una pareja amiga; uno cuando es joven, a cada lugar que va viajando, le surgen esas ganas "momentaneas" de querer mudarse a ese sitio "mágico" recién conocido...
pero a medida que uno va creciendo, con cada viaje, como que en el interior de uno, se va moldeando el verdadero destino que se busca, y que solo es cuestión de tiempo dar con el.
Como desde hace rato pienso/digo:
Todo por algo es... TODO tiene una razón de ser
Todo lo que nos pasa o hacemos nos conduce a algo
Si la incertidumbre no acompañase nuestras vidas, de que serviría vivir cada momento con sus aciertos y errores?
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